Poner el punto final en una relación es uno de los actos más complicados, aunque te duela hay que aceptar que esa pareja no nació para ti y que es momento de seguir.
El adiós tiene que ser firme, a veces, no se trata de darle vuelta a la página, hay que arrancarla desde la raíz para seguir avanzando. Hay amores que te rompen hasta lo más profundo del alma y en el fondo sabes que sólo te amargan, pero no es fácil soltarlos. Aprende a poner el punto final, aunque te duela ese amor no es para ti. No se trata de olvidar, se trata de reconocer la herida y abrazarla hasta que se convierte en cicatriz.
Date el tiempo que sea necesario, no te presiones, no dejes que la opinión de los demás te afecte, porque tú sabes lo que es bueno y malo para ti. Es posible que te dé miedo e ignores lo que te grita tu intuición, pero cuando algo te dice que ahí no es, no lo ignores por favor. La vida es un ciclo, rara vez algo es para siempre y cerrar capítulos en tu historia te ayudará a sanar.
Aprende a poner el punto final
Se escribe fácil, borrón y cuenta nueva, sin embargo, es uno de los procesos más dolorosos. No permitas que nadie minimice tu sentir, está bien si tienes ganas de llorar y gritar, hazlo, no te reprimas. Es tiempo de que interiorices, porque hay una lección que no estás viendo y que una vez que la entiendas tu mundo será más bonito.
Lo primero que tienes que hacer es permitir que suceda, acepta que esto te está generando un montón de emociones, eso te ayudará a liberarte. No lo evadas, dejar que todo fluya, incluso el llanto, porque no será para siempre. Es la manera más pura en la que tu alma puede sanar. Ese amor no es para ti y mereces ser feliz, date la oportunidad.
Es tiempo de soltar tu energía y abrir las puertas de par en par, porque viene algo mejor. Aprende a poner el punto final, repite frente al espejo:
Lo voy a lograr, esto es una etapa y después de todas estas lágrimas me diré que todo valió la pena. Recibo con amor el aprendizaje y me permito echar afuera todo el dolor.
¿Qué te falta decir? Si sientes que te faltó decirle algo, dilo, si no, puedes escribirlo. Ahora, perdona, sobre todo, a ti, que permitiste tantas cosas que te rasgaron las emociones. Perdona a quien no supo valorarte y suelta todo el daño que te causó.
No eres todas esas críticas, ni sus comentarios hirientes, ni sus groserías. Quizás fue injusto, pero tienes la oportunidad de liberarte. Tú puedes, no será de la noche a la mañana, pero lo harás, porque ese amor no es para ti aunque te duela.